Hace más de un mes que comenzó la cuarentena obligatoria, y desde la juventud venimos protagonizando la lucha contra el coronavirus en cada rincón del país, porque entendemos que en este momento la principal emergencia, es la sanitaria. Pero, en los barrios populares, “la mayoría de los comedores o las copas de leche que se abrieron fue debido a la fuerte necesidad de los barrios. […]
Después se endureció más la situación cuando nos dijeron que iba a empezar la cuarentena, no sabíamos como íbamos a subsistir los compañeros” nos cuenta Vanina del barrio La Sexta. O como nos dice Marta, del barrio Tablada “hay mucha gente que necesita y recurre a los comedores, a las copas de leche para subsistir y afrontar un poquito la pandemia”.
Hace ya mucho tiempo, se viene enfrentando una crisis alimentaria y, como todas las problemáticas, en un contexto de emergencia, esta crisis se profundiza.
Es por esto que formamos el Grupo Solidario La Sexta, junto a estudiantes, artistas, trabajadores/as, desocupados/as y vecinos/as para tomar el compromiso de hacerle frente a la emergencia sanitaria desde la solidaridad. Venimos juntando donaciones de alimentos y elementos de limpieza, para colaborar con distintos barrios populares de Rosario. Con el protagonismo de las compañeras de la CCC (Corriente Clasista y Combativa), que no dudan en poner el cuerpo y el corazón en lo que hacen, llevamos adelante estos comedores y merenderos. “Realmente lo necesita la gente, la leche o la comida para los chicos, hay mucha necesidad acá” comenta la compañera Claudia del barrio Gral. Las Heras, “ahora está viniendo más gente”.
En esta difícil situación que estamos afrontando, se agudizan los problemas y se multiplican las necesidades. “La gente se está cuidando más, tiene miedo, sale con barbijos, sale con alcohol” dice Claudia. Marta nos plantea que “uno le puede dar un plato de comida, un vaso de leche con masitas o bizcochuelo que nos donan, pero la verdad que está media cruda la situación en el barrio, el tema de la violencia y el tema de la crisis social que cada vez se está notando más”.
Además, Vanina nos transmite que “surgen muchas preocupaciones de los compañeros: una es cómo hacemos para mantener esto, ya se nos están acabando los insumos y es difícil recibir donaciones, muchos hoy perdieron su fuente de trabajo, y es duro”; también, “a la falta de comida ahora se le incluye las medidas de higiene y tener en cuenta cuantos casos hay o si hay algún caso cerca. Se habla también del dengue, se discute todo”.
Las compañeras hacen un esfuerzo enorme, y se ve reflejado en cada lucha que protagonizan; en este momento en donde el encierro es la salvación, ellas siguen; donde todos se salvan cuidándose individualmente, ellas siguen; cuando el virus se siente cada vez más cerca, ellas siguen. Y van a seguir, porque así les enseñó la vida, porque las mueven las necesidades, las más profundas. Luchan todos los días para garantizar un plato de comida a los pibes y las pibas del barrio que les cuesta soñar con otra cosa más que esa olla popular que tantas veces les alegró los días, olla que le da de comer a todo un barrio, y ahí otra vez, aparecen esas compañeras, guardianas invisibles.
En el barrio, en palabras de Marta, las compañeras y los compañeros de la Universidad estamos “acompañando, tratando de educar un poco, de concientizar a la gente, para que entiendan lo que se está viviendo, de qué se trata la pandemia, que tienen que lavarse las manos, que tienen que usar barbijos”. Vanina nos comenta que “al principio cuando se abrieron los comedores, la gente iba sin tomar los recaudos de la higiene. La idea era concientizar a la población más humilde de las medidas de precaución, cómo era el tema de lavarse las manos, usar guantes, usar barbijos, ponernos alcohol, o poner un trapo con lavandina, y todo eso se fue aprendiendo. […]
Las compañeras de la corriente están tomando las medidas necesarias.” Esta iniciativa se pudo llevar adelante gracias a las compañeras y compañeros del ALDE (CEPA) de la Facultad de Ciencias Médicas y es un gran ejemplo de solidaridad, que refuerza la lucha que damos todos los días en la Universidad, discutiendo que necesitamos planes de estudio que tengan como objetivo formarnos como profesionales al servicio del pueblo. Es por eso que nuestro movimiento estudiantil, impulsó un voluntariado en toda la UNR y en la UTN, en donde se anotaron más de 1300 estudiantes, organizando diferentes iniciativas para enfrentar la pandemia.
También, los compañeros y compañeras de la Facultad de Psicología que venimos sosteniendo hace años el Grupo de Trabajo Barrial en el barrio La Sexta estamos acompañando esta lucha y ayudando en el funcionamiento del comedor “Manos Solidarias”, sostenido gracias al esfuerzo de las compañeras de la CCC. Además, con la cuarentena, se agudiza la violencia de género, miles de mujeres se tienen que quedar en sus casas, conviviendo con su agresor, y es por eso que desde la Campaña por la Emergencia en Violencia Contra Las Mujeres estamos actuando en lo barrios, armando redes de difusión de información y recursos, asesorando y acompañando a denunciar a todas aquellas que lo necesiten.
Es muy importante lo que venimos haciendo, sin separarnos nunca de las necesidades del pueblo, poniendo el cuerpo para transformarlo todo, buscando la línea justa, sin nunca dejar de discutir, porque tenemos muy presente que discutir sin resolver no sirve de nada, y resolver sin discutir tampoco nos lleva a resolver los problemas de fondo. Así, como nuestros profesionales de la salud son la primera línea contra el coronavirus, la Juventud junto a las compañeras que mantienen los comedores y merenderos en todos los barrios populares, venimos siendo la primera línea contra el hambre.
Tenemos que estar a disposición de las necesidades que tiene nuestro pueblo y es necesario reforzarlo desde todos los espacios en los que nos encontramos, para que la Juventud crezca y sigamos estando al pie del cañón en la lucha contra el Coronavirus y el hambre. Porque somos la vanguardia ante cualquier emergencia que sufre nuestro pueblo, y vamos a seguir en este camino planificando la esperanza y peleando por una sociedad justa donde no haya opresores ni oprimidos y que todos y todas tengamos la posibilidad de vivir de una forma digna. Como nos dice Claudia, con la esperanza como bandera, “vamos a salir adelante todo el país, toda Argentina, vamos a salir adelante y vamos a combatir este virus que hay”.