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14 de junio de 2020

Soberanía  Vicentin 

El proyecto de expropiación de Vicentin

Escribe Luis Molinas Una descomunal estafa                       En la Provincia de Santa Fe, la empresa Vicentin, una de las principales exportadoras de aceite y cereales del país, produjo un gran vaciamiento, llevando los fondos fuera del país y pretende seguir operando sin pagar las deudas, particularmente los préstamos de bancos oficiales, o licuándolas al máximo para […]

Escribe Luis Molinas

Una descomunal estafa                      

En la Provincia de Santa Fe, la empresa Vicentin, una de las principales exportadoras de aceite y cereales del país, produjo un gran vaciamiento, llevando los fondos fuera del país y pretende seguir operando sin pagar las deudas, particularmente los préstamos de bancos oficiales, o licuándolas al máximo para dar un salto en su inmensa acumulación. Para eso radicó el concurso de acreedores en su “feudo” de Avellaneda-Reconquista, donde dirigen la justicia, los intendentes, los senadores provinciales, la Secretaria de Trabajo y todo lo que se puede imaginar con el poder de una empresa industrial que explota a alrededor de 4000 obreros y es uno de los más grandes terratenientes del norte santafesino y del Chaco, con decenas de miles de cabezas de ganado que abastecen a un frigorífico de su propiedad (FRIAR) que es uno de los más grandes exportadores del país. Entre muchas otras cosas.

Vicentin, el mayor aportante de la campaña presidencial de Macri, seguramente confiaba en su reelección, lo que le daría impunidad para sus delitos. Posiblemente no contó con una derrota, lo que complicó sus planes.

Pero además se encontró con fuerzas obreras y populares que se opusieron al vaciamiento, los despidos y cierres y denunciaron con valentía este nuevo y monumental desfalco.

Como los obreros aceiteros que han enfrentado históricamente la superexplotación y el maltrato de Vicentin, (como en la década del 90,  los 400 despidos en uno de los más grandes de los sucesivos vaciamientos producidos). Además, teniendo que afrontar muchas veces la complicidad de algunos dirigentes vendidos a la patronal.

Y una gran campaña de denuncia de nuestro Partido y del Frente Social y Popular que desde hace 7 años, y después, con las bancas de Carlos del Frade y Mercedes Meier, viene denunciando las superganancias y la extranjerización del principal polo aceitero y exportador de granos del mundo, desarrollado en cien kilómetros alrededor de la ciudad de Rosario.

La consigna  “El país se desangra por las barrancas del Paraná” se trasformó en nuestro rasgo distintivo, junto con el mapa de los puertos que se ha viralizado en los últimos días.

Nos mueve la convicción de que a través de ese polo económico, se produce una fenomenal extracción de ganancias producidas por el trabajo de nuestros obreros y productores agrarios que van a  manos de algunos de los principales monopolios imperialistas de EEUU, China,  Francia, Suiza, etc. De las pocas empresas argentinas y cooperativas, algunas como Vicentin está indisolublemente unida a monopolios extranjeros como Glencore (Suiza) con la que comparte Renova,  uno de los  más modernos puertos del mundo. A la par de Noble y Cofco, ambos chinos. Y de Cargill , yanqui. Entre otros.

 El fracaso por ahora de los planes de Vicentin han puesto en descubierto a los ojos de inmensos sectores de la provincia, cuál es el secreto por el que una provincia inmensamente rica, tiene una población inmensamente pobre. Porque tiene que haber comedores y merenderos como los que heroicamente sostienen las compañeras y compañeros de la CCC, cuando por esos puertos se exportan alimentos para 400 millones de personas y se fugan las divisas que nos obligan a la crisis económica permanente.

¿Vicentin, una empresa familiar y nacional?

Vicentin fue una empresa nacional y familiar hace 90 años. Pero recorrió un camino de acumulación, utilizando sus vinculaciones con distintos gobiernos y la asociación con empresas imperialistas como hoy Glencore, que le permitió sobre la base de la explotación de miles de obreros y peones rurales del norte santafesino enriquecerse como se enriqueció otrora La Forestal, pero dejando a ese mismo norte santafesino como la región más empobrecida de la provincia.

Es poco conocido, para no decir ocultado, que en la década del 70 esa superexplotación provocó un importantísimo proceso de lucha de los obreros de Vicentin Avellaneda, en las que participó el PCR de Santa Fe, a través de las Agrupaciones 1º. de Mayo. Lucha que culminó con la recuperación clasista del  cuerpo de delegados, expulsando a los agentes de Vicentin del Sindicato. Y que fue reprimida por la policía al servicio de la patronal. Apenas producido el golpe de Estado del 76, sus principales dirigentes fueron secuestrados, torturados y algunos estuvieron en la cárcel hasta 1983. La represión fue realizada directamente y a la vista de todo el pueblo,  por los mandos de la Base Aérea de Reconquista y la Policía Provincial.

Los Vicentin, tan “familiares” denunciaron a los “activistas” y participaron en la represión, sin importarles en lo mas mínimo que muchos de ellos eran vecinos cercanos y muy conocidos por la “familia” Vicentin.

¿Expropiación, rescate, salvataje, empresa mixta?

Apenas hecha pública la intervención y el envío de un proyecto de expropiación de la empresa, resolución absolutamente justa e imprescindible, tomada por el gobierno de Alberto Fernández, se ha desatado una inmensa campaña de contrainformación, provocación, manipulación e intentos de movilizaciones, tendientes a oscurecer y empantanar esa decisión.

Contando con un  inmenso poder económico y con la subordinación o colaboración de  los medios de prensa, de sectores importantes dentro de los principales partidos políticos, de intendentes y senadores de la zona norte y hasta en los más altos niveles del gobierno provincial, convocaron a una pueblada en su feudo: Avellaneda, donde dirigen absolutamente todos los resortes económicos e institucionales.

No contaron con que con gran valentía, el Sindicato Obrero Aceitero de Reconquista, la CGT de Reconquista y la CCC,  declararan inmediatamente su solidaridad con las medidas tomadas, lo ratificaran en asambleas y en un hecho histórico se autoconvocaran en  Asamblea las obreras y obreros de la Hilandería Avellaneda, al margen de la dirección sindical propatronal,  denunciando los salarios de hambre, las condiciones de trabajo y hasta el acoso a las mujeres en esa fábrica del emporio Vicentin. Al día siguiente los obreros del Puerto de la ciudad de  Rosario, concesionado a Vicentin, se declararon en huelga por los mismos motivos.

Se ha puesto al desnudo como nunca, quiénes son los verdaderos dueños de la Provincia, quiénes son los responsables principales de la miseria del pueblo, los que se han robado 300 millones de dólares del Banco Nación y 1000 millones más de los trabajadores,  los pequeños y medianos productores y  las cooperativas. Fugándolos a través de sus “cuevas” en Uruguay, Paraguay, Miami y Luxemburgo.  Y pretenden que eso lo pague el Estado y el pueblo y seguir dirigiendo el emporio. Esos fondos  serían inmensamente útiles para enfrentar los efectos desastrosos del Covid-19.

 La expropiación es la única forma de eliminar a los Vicentin del manejo de las empresas y que vayan a la justicia penal y comercial por los delitos cometidos. Y a la cárcel que es donde tienen que estar junto a los funcionarios políticos, financieros y  judiciales, que hicieron posible la estafa. Todas las demás figuras vendidas como más sensatas, como el “rescate”, la “empresa mixta”, “salvataje”, etc. tratan de mantener el poder de los Vicentin, Nardelli y su mafia   en las empresas, sin pagar las deudas contraídas.

 Solo a partir de la expropiación se puede marchar a la constitución de una empresa pública, sin los Vicentin, pero con la participación y el control de los trabajadores, los pequeños y medianos productores y  las cooperativas.

Podría ser también el primer paso en el principal objetivo: que sea el pueblo argentino el que controle las riquezas que produce. Abriendo por ejemplo el camino a una Junta Nacional de Granos.

Esta lucha va  a ser dura, larga y sangrienta, porque  pone al desnudo y en discusión la matriz del modelo extranjerizante, agroexportador, que está en la base de la Argentina empobrecida, obligada a ir de crisis en crisis, agobiada por una deuda externa fraudulenta e impagable. Menciona al diablo y escupe los discursos mentirosos.

Y más aún, porque se da con el trasfondo de una lucha interimperialista, particularmente entre China y EEUU, por quien se queda con las principales riquezas del país, particularmente con los alimentos que van a ser más valiosos aún por la pandemia y la crisis que atraviesa el mundo entero. Batalla que es parte de la contienda por quien avanza en el dominio de los países dependientes a quienes se les descargará el peso de la crisis. Y a partir de ese dominio quién va a ser la potencia dominante en el planeta.

 Pero a la vez, abre inmensas posibilidades de avanzar en un gran frente único del pueblo argentino contra sus verdaderos enemigos, origen del hambre, la desocupación, la explotación y la pérdida de soberanía que sufrimos. Y que está intolerablemente agravada por la pandemia que atravesamos. 

 

 

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