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02 de mayo de 2020

Casilda  Fuerza Popular Casildense 

La Casita Popular de Casilda le hace frente al COVID19

Conversamos con dos integrantes de la organización social de la ciudad de Casilda, Sandra y Marta que forman parte de La Casita Popular. Este lugar nació como espacio de referencia para el barrio más carenciado de la ciudad, impulsado desde la Fuerza Popular Casildense. Allí, se llevan a cabo diversas actividades en modalidad de talleres, […]

Conversamos con dos integrantes de la organización social de la ciudad de Casilda, Sandra y Marta que forman parte de La Casita Popular. Este lugar nació como espacio de referencia para el barrio más carenciado de la ciudad, impulsado desde la Fuerza Popular Casildense. Allí, se llevan a cabo diversas actividades en modalidad de talleres, apoyo escolar, entre otras cosas. La idea es que las personas del barrio formen parte del lugar siendo protagonistas. Es así como estas mujeres del barrio, se incorporaron al proyecto. Empezaron a frecuentar la Casita y no se fueron más, así lo describe Sandra: “habíamos venido a buscar ropa y nos invitaron si queríamos estar en el grupo, ese día ayudamos en un taller y no me aparté más”. Marta: “Y seguimos, estamos en las reuniones y en los talleres. Empezamos con el ropero comunitario y ahora hacemos otras cosas”.

En el Barrio Nueva roma, el 64% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza y el 14% no puede cubrir la canasta alimentaria. Un 49% de la franja de personas que trabajan no están registradas. Solo un 51% ésta en relación de dependencia y el 13% de la población se encuentra desempleada. Los índices de pobreza son muy elevados y entran en contradicción con el desarrollo de cierto sector de la ciudad, puesto que Casilda se encuentra en el corazón del centro de desarrollo agro-pampeano.

En la actualidad la mayoría de las personas que viven en el barrio Nueva Roma, son personas que han sufrido periodos prolongados de desempleo, pobreza extrema e indigencia, precariedad en la vivienda, en atención médica, malnutrición y desnutrición, abandono de los circuitos escolares, procesos de des familiarización, familias altamente conflictivas, con miembros de la misma comprometidos en la delincuencia, actos de vandalismo y violencia, consumo precoz de sustancias, entre otras cosas.

Estas mujeres han decido ponerse al hombro la organización del barrio Nueva Roma alrededor de las necesidades más urgentes en esta situación de pandemia. Como son parte del barrio conocen muy bien de las carencias que se sufren.

Marta nos comenta: “Hay mucha gente pobre en el barrio. Por eso ayudamos, porque no tienen y nadie le da una mano. Si no somos nosotros, nadie les da nada”. Y cuentan qué es lo que pensaron hacer cuando comenzó el aislamiento y las actividades habituales se dejaron de realizar: Sandra: “Lo primero que se nos ocurrió fue hacer una olla popular y de ahí surgió de hacer todas las ollas que venimos haciendo. El merendero también, gracias a Dios la gente ayuda”.

La Casita Popular, nunca cerró sus puertas ni se aisló, sino que se reinventó para poder brindar otro tipo de contención en esta situación tan particular que estamos atravesando. Cambiaron muchas cosas pero lo que no cambió fue la lucha, dar batalla todo el tiempo a las desigualdades que hoy se hacen sentir más que nunca. Sandra hace referencia: “yo creo que en este tiempo de la pandemia se notó mucho las necesidades por las que pasa el barrio. Era como que la Casita estaba escondida, me parece, y ahora salió a la luz. La gente habla bien de La Casita”. Marta: “me llamó la atención la gente, la gente que no tiene, que viene a buscar cosas (…) se les ayuda con la comida, la ropa, los calzados. Los útiles para la escuela también ayudamos. Ahora vamos a ayudar con frazadas para el frío”.

La cotidianidad se modificó de un día para otro pero eso no dio lugar a paralizarse frente a esta nueva realidad que les tocó afrontar. Las mujeres explican cómo se reestructuraron para seguir adelante: “Hacemos cosas que no hacíamos antes, las ollas populares, la merienda todos los días y recibimos las donaciones”. Sandra: Antes, por ejemplo, estábamos capaz dos veces a la semana y hoy de lunes a lunes de dos de la tarde a seis de la tarde o hasta las siete, las ocho… hasta la hora que sea”. En esta situación de cambio, hablan de la importancia del grupo, como lugar de contención tan necesario en estos momentos para poder ayudar y a la vez no caer en la angustia por la crisis que se está atravesando. Sandra: “Lo bueno es que estamos entre todos. Se nota en la unidad. Eso es bueno”. Marta: “tenemos un lindo grupo, todos compañeros somos, vamos para adelante. Tenemos a Manuela que es la que nos da la fuerza a todos”.

Antes de la pandemia se realizaban otras actividades y tenían proyectos para el 2020 que se realizarán cuando termine el aislamiento. Marta: “había taller de panificación, los chicos tenia maestra particular, después tejido”. Sandra: “iban a empezar talleres de Danza este año pero no se pudo. Y macramé”.

Hablamos de los cuatros años del gobierno de Macri que ha agravado sustancialmente la pobreza y nuestra ciudad no ha quedado al margen de lo que pasa en el resto del país. Marta nos cuenta: “Se necesita  trabajo. Que cada uno pueda tener su trabajo. porque así no. Hay mucha gente desempleada que no tiene de dónde sacar para la comida”. Las personas tienen trabajo precarizado, algunos viven de changas, cartonean y hoy ni siquiera eso pueden hacer por el aislamiento obligatorio. No pueden salir a buscar su sustento y esto se nota en la cantidad de gente que frecuenta la Casita Popular a modo de termómetro de las graves carencias por las que están atravesando las personas. Sandra afirma: “se notó mucho en la parte de la comida, la merienda, antes se le daba a doce chicos y hoy se está dando la merienda para doscientas personas. A veces doscientas treinta personas. Pero nunca quedó nadie sin comer”.

La casita Popular, se ha dado un trabajo continuo  y eso se refleja no solo en el barrio sino en la ciudad de Casilda. El actual merendero y la olla popular se sostiene con la donaciones de comerciantes y vecinos que colaboran siempre para que esto sea posible. Marta: “Recibimos muchas donaciones. Dona toda la gente panaderos, verduleros y vecinos”.

Mientras conversamos ellas no paran de acomodar la ropa que ha llegado de diversas donaciones. A veces, se detienen y piensan en  todas las cosas que se hicieron y hacen en la Casita Popular y de las que ellas son parte. Esas mujeres son fuertes, tienen convicciones firmes y luchan todos los días por un lugar mejor e igualitario. Les pregunto si toman dimensión de la enorme tarea que están llevando a cabo, se ríen y se miran cómplices entre ellas. Marta me dice: Nos gusta y nos sentimos bien. Y queremos seguir”. “Eso que dice marta es verdad, nos gusta estar, sino ya hubiéramos abandonado, me parece. Nos llevamos bien y somos muy compañeras. Se sale adelante y la unidad de nosotras y los compañeros. Todos tiramos de la misma cuerda”.

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