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17 de febrero de 2021

Lucha popular  Pandemia 

La nueva etapa de la pandemia

Escribe Luis Molinas  Luego de que bajaran mucho los casos de Covid,  entramos a un nuevo periodo de la pandemia de coronavirus, caracterizado por el mantenimiento de una meseta elevada de contagios, y una cantidad grande de casos con síntomas importantes e incluso de fallecidos. Estamos ahora conmovidos por la pérdida del querido compañero Adolfo […]

Escribe Luis Molinas 

Luego de que bajaran mucho los casos de Covid,  entramos a un nuevo periodo de la pandemia de coronavirus, caracterizado por el mantenimiento de una meseta elevada de contagios, y una cantidad grande de casos con síntomas importantes e incluso de fallecidos.

Estamos ahora conmovidos por la pérdida del querido compañero Adolfo Rosas ( Tito) , víctima del Covid.

El nuevo período vale para Rosario, donde fue más grave durante los primeros meses del año pasado, pero ahora  está generalizado en toda la Provincia de Santa Fe.

Conviene que tengamos en cuenta que las cifras de Rosario y la Provincia, han disminuido mas por que se acaban de cambiar los criterios para considerar un caso positivo. Antes se consideraba positivo a todos los que tuvieron contacto estrecho con un caso comprobado de covid. Ahora solo los que dan positivo con el test rápido (cuya eficacia es de alrededor del 60%). Con ese cambio, se ha pasado a una subvaluación  de los casos positivos, fenómeno que ya advertíamos en el aumento de consultas e internaciones y en nuestra propia experiencia directa de familiares y personas cercanas.

Todo indica, además, que la así llamada segunda ola se produciría en la Provincia con los primeros fríos del otoño. Y podría ser mas grave que la anterior.

Por lo tanto, es imprescindible retomar de inmediato el cumplimiento de las medidas de prevención indicadas por  todos los protocolos de municipalidad y provincia.

 Las principales (que están en la Circular del  18-01-2021 ) son:

Distanciamiento social de 2 mts como mínimo, con el uso de barbijos y preferentemente en lugares abiertos o de mucha circulación de aire. Atendiendo especialmente a los mayores y personas con factores de riesgo.

Lavado frecuente de manos con uso de detergente o alcohol 70%.

Evitar toda reunión presencial de muchas personas. Y restringir las individuales o de pequeños grupos a lo mínimo estrictamente indispensable.

En caso de tener aunque sea un solo síntoma, tratar de hisoparse rápidamente. En caso de no ser cubierto el hisopado, conviene ir al Hospital Carrasco en el caso de Rosario.

Desde el momento que aparece el primer síntoma, aislarse de inmediato, comunicarse con el médico y avisar a todos las personas con las que hayamos tenido contacto estrecho en los últimos días.

Una vez comunicado con el médico, cumplir estrictamente sus indicaciones. Aunque el hisopado haya dado negativo.

Tenemos que impulsar el cumplimiento de estas medidas en todas las organizaciones sociales, sindicales, etc. en las que participemos.


De otro modo, vamos a sufrir consecuencias graves e irreparables.

 “LA PRIMERA OLA”

El año pasado, al desatarse la epidemia en la Argentina, fue justo apelar al único recurso, conocido ya de otras experiencias con epidemias causadas por virus, para limitar la extensión de la enfermedad y sobre todo para ganar tiempo para preparar el sistema de salud frente al desborde de casos graves que requerían de camas críticas y respiradores que eran muy escasos. El mundo conoció ese desborde con aspectos muy dolorosos y dramáticos, de gente muriendo en las calles, aún en países del primer mundo.

El principal de esos recursos era el distanciamiento social y la limitación de la circulación de las personas para disminuir los contagios. Junto con el uso permanente del barbijo, del alcohol y  el lavado frecuente de manos. Así se tomaron medidas justas, llamadas en general “cuarentena” durante los primeros meses de la enfermedad.

Al mismo tiempo, ese aislamiento y cuarentena paralizaba algunas ramas de la economía, la educación,  etc. Y particularmente, no todos los argentinos tenían las mismas condiciones para poder cumplirlas. La pobreza, el hambre, el hacinamiento, etc. de una gran  porción de los sectores populares, hacían imposible llevar a fondo la “cuarentena” si no se tomaba una batería de medidas para atender a esas necesidades populares.

El gobierno tomó algunas de esas medidas, pero  en forma insuficiente. El resto lo hizo directamente el pueblo y sus organizaciones, tomando en sus manos a través de la movilización, los comités de crisis, etc. las tareas necesarias.

La población y sus organizaciones populares llevan ya un año combatiendo heroicamente contra la pandemia. Para solo nombrar alunas:  la batalla por la instalación de la posta sanitaria en el barrio La Ribera de VG Gálvez, las luchas de la Corriente Clasista y Combativa por salud y alimentos  en Rosario, Santa Fe, y muchísimas localidades de la provincia, la formación de comités de crisis y la multisectorial de la Salud, etc.

Es imprescindible estudiar las mejores experiencias para seguir el esfuerzo y prepararse para una eventual segunda ola.

Así se pudo lograr que el deteriorado sistema de salud  no colapsara en general. Pero no se pudo evitar el crecimiento de los casos, y una elevada cantidad de fallecimientos por millón de habitantes.

Durante ese período conviene señalar que lo principal de la producción concentrada de los monopolios y particularmente las destinadas a la exportación no paró un minuto, a costa de la salud de los trabajadores, así como los bancos y entidades financieras, grandes hipermercados, etc. y los monopolios de la salud privada.

Todos estos sectores, siguieron juntando la plata “en pala”.

Se hicieron pagar por el estado la mitad de todos los salarios de sus trabajadores, sin haber tenido  una sola pérdida. Mientras otros sectores, particularmente pequeños y medios tuvieron directamente que cerrar.

Se produjeron despidos, retiros voluntarios, disminución de los salarios y las jubilaciones directamente o por medio de la inflación, particularmente grande en los alimentos.

Cuando el esfuerzo ya era muy difícil de sostener, se trató de ir “abriendo” las actividades paralizadas, coincidiendo con una disminución del pico máximo de la pandemia hacia un amesetamiento muy alto de casos, período que estamos transitando ahora con altibajos.

Una vez atenuado el miedo inicial, la “apertura” se realizó condicionada por las presiones de los lobbies más poderosos y sin ninguna planificación del gobierno en consulta con los sectores populares, los partidos políticos, las organizaciones sociales, los trabajadores de la salud y los trabajadores en general, etc.

El resultado ha sido demoledor en lo económico, en lo sanitario, y en todas las condiciones de vida de las mayorías populares. Lo que hubiera sido más trágico aun sin las medidas tomadas por el gobierno de asistencia alimentaria, subsidios, IFE, AFT, etc. Muchas de esas medidas tienden a desaparecer para el futuro.

Una de las consecuencias de la que menos se habla es el impacto de la pandemia sobre la ya devastada salud pública, desde la atención primaria, la prevención de enfermedades, hasta los hospitales y su equipamiento. Debilitándose al máximo la atención de todos los demás problemas sanitarios de los sectores populares.

La pandemia ha agravado la gran deuda social de los dueños de las grandes empresas, de los bancos, de las tierras y de los gobiernos con el pueblo. Y eso se profundizará más aún si no se toman medidas urgentes que inviertan el destino de las riquezas que se construyen con el trabajo de los argentinos y argentinas.

UN NUEVO RECURSO: LA VACUNA.

Estamos en presencia de un nuevo elemento para la lucha contra el coronavirus. El único que verdaderamente rompería la cadena de contagios. Y abre la posibilidad de que al final de un largo periodo, el coronavirus pueda ser reducido, como sucedió con otras epidemias como la viruela, el sarampión, la parálisis infantil, etc.

La derecha reaccionaria, los fanáticos macristas al estilo de la Bullrich, hicieron provocadoras manifestaciones contra la “cuarentena”, movidos por sus intereses inconfesables y  promovieron una intensa campaña antivacuna, recurriendo a cualquier tipo de argumentos irracionales.

Frente al avance de la vacunación en muchos países y el desborde de la enfermedad, caracterizado en algunos países como 2ª ola (superior a la primera), tuvieron que cambiar, poniendo ahora en duda de que fuera posible vacunar, inventando rumores sobre la cantidad de efectos adversos sobre los vacunados, etc., etc.

En todos los casos, se montan sobre justas prevenciones de sectores populares acerca de las intenciones de los monopolios de la industria farmacéutica que, en su voracidad, ocasionaron más de una vez desastres sanitarios. Como la ola de más de 10.000 bebes deformes, nacidos a principios de los años 60,  por el uso en embarazadas de una droga antinauseosa: la talidomida, con responsabilidad criminal del laboratorio que la producía.

Ahora, la vacuna contra el coronavirus, es para esos laboratorios y las grandes potencias del mundo un  negocio cautivo con mas 7.500 millones de clientes. Negocio que continuará por años.

Pero a la vez al estar sujeto a una guerra feroz entre monopolios y potencias, disminuye la posibilidad de grandes mentiras y posibles desastres. Aún así se debe exigir todas las certificaciones de los organismos nacionales e internacionales existentes y el cumplimiento de las indicaciones sanitarias.

Entendemos que hay suficientes elementos científicos comprobados para que aprobemos y exijamos la vacunación para todo el pueblo argentino.

Porque es el arma principal para enfrentar la pandemia, junto con el mantenimiento lo más estricto posible del distanciamiento social, el uso de barbijos, las otras medidas higiénicas y en caso de ser imprescindible, la adopción de restricciones radicales, localizadas y temporarias  de la circulación de las personas.

Porque se necesita parar la pandemia para evitar nuevas muertes y que el sistema de salud aborde todos los demás sufrimientos y necesidades del pueblo.

Las vacunas no son un “invento”. Se trata de un nuevo avance sobre vacunas ya comprobadas que han erradicado otras enfermedades. Aquí convendría reflexionar lo importante que sería que el esfuerzo de millones de trabajadores sanitarios, científicos, laboratoristas, etc. se usara para mejorar las condiciones de salud y de vida del pueblo entero y no estuvieran sujetas a la obtención de ganancias para unos pocos, o su uso para ayudar en el dominio del mundo de las grandes superpotencias.

Dicho esto, hay que entender que la vacunación general se trata de una gran campaña de movilización social de una envergadura y necesidad tal que no puede quedar en manos de un pequeño número de funcionarios públicos, algunos de ellos comprometidos con otros intereses.

Un primer paso es la provisión en cantidad suficiente. Para lo que dependemos de los grandes laboratorios y potencias mundiales, pagando el crimen de haber desalentado y privatizado los enormes recursos científicos nacionales, así como la desindustrialización que nos ha llevado a no producir ni una sola jeringa en nuestro país.

No debería haber impedimentos económicos ya que se ha aprobado un presupuesto para el año 2021, que destina 6.500 millones de dólares al pago de la injusta deuda externa, y otro monto similar en subsidios a las empresas energéticas, la mayoría de ellas extranjeras. No se debería privilegiar esos pagos por sobre la salud de las mayorías populares.

Logradas las vacunas, se inicia la batalla logística por vacunar lo mas posible y en el menor tiempo posible. A 3 minutos por persona y vacunador, se puede lograr en poco tiempo. Pero hay que apoyarse de corazón en una movilización popular. Desde los voluntarios ya entrenados. Solo la Facultad de Medicina de Rosario posee una gran cantidad de voluntarios capacitados. Recurriendo a los centros de salud, a los que conocen el territorio, para que la vacuna vaya al encuentro de todos y sobre todo de los mas necesitados en cada villa, en cada barrio, en cada población del norte santafesino.

La mayoría del pueblo ya demostró que es capaz de hacer sacrificios importantísimos para parar la primera ola y evitar el colapso sanitario.

Basta de referirse  a la “inconducta social del pueblo” en general, basta de estigmatizar a “todos los jóvenes” mirando solo a algunos sectores que desprecian las medidas necesarias, algunos por ignorancia, otros por egoísmo, y muchísimos empujados por poderosas y muy lucrativas actividades comerciales que hacen grandes ganancias , muchas veces sobornando a quienes debieran controlarlas.

Hay que confiar en el pueblo, convocarlo, formar comités de crisis en todos los lugares posibles y se verá que lo necesario se transforma en posible.

También hay que poner en manos del pueblo las herramientas para verificar, sin ninguna medida represiva, que se vacune hasta el último de cada grupo, a través de controles sencillos, y eficaces. Hay miles de voluntarios dispuestos a realizar ese control.

Y fundamentalmente hay que poner el interés popular por encima de los intentos de instrumentar la vacunación para disputas políticas innobles, o para la obtención de”réditos” a utilizar como argumentos de campaña.

Sería  directamente criminal pararse sobre los sufrimiento del pueblo durante casi un año, sobre los casi dos millones de contagiados, y los casi 50.000 argentinos fallecidos para lograr intereses mezquinos.

LA SALUD PÚBLICA Y LA SALUD PRIVADA.

Uno de los problemas principales de esta pandemia es que, salvo un fortalecimiento unilateral en camas críticas y respiradores, se ha producido un nuevo y gran deterioro en la salud pública.

Al no aumentar recursos, instrumental, personal médico y de enfermería, etc., la variable de ajuste ha sido el retroceso en muchos terrenos: prevención, atención primaria, y tratamiento de otras patologías.

Lo que inevitablemente se traduce en peores condiciones generales de salud para la mayoría de la población.

Tenemos que impulsar en lo inmediato todos los reclamos de recursos, aumentos de planta, incremento de los salarios, fortalecimiento de los centros primarios., etc. Redoblando las grandes luchas que ya se han realizado.

Todo indica que no es un problema de desidia o incomprensión, sino que  se práctica, desde hace mucho tiempo, una política de deterioro de la salud pública en beneficio de un pequeño número de empresas privadas que han trasformado la salud en un negocio donde se obtienen inmensas ganancias.

Durante la pandemia, los grandes centros privados concentraron la mayoría de las camas críticas, con ocupación completa durante meses, pagadas por los enfermos particulares, el Pami, el Iapos, etc. Operando algunas de esas camas con respiradores donados gratuitamente en “comodato” por el gobierno de la Provincia.

Mientras tanto recibían del Estado la mitad de todos los sueldos, la reducción de los aportes previsionales, de algunos gravámenes como el impuesto al cheque, etc.etc. Caídos los AFT, ahora han exigido y obtenido que una parte de los sueldos los siga pagando el Estado a través del programa Repro2.

Basta mirar el emporio del grupo Oroño, que ya abarca casi una manzana completa en Córdoba y Oroño,  con el helipuerto que no posee ni siquiera el Hospital de Emergencias de Rosario (el helipuerto del Centenario despareció en la última reforma). O el nuevo Hospital Privado de Rosario del grupo Gamma.

Ese grupo de prestadores,  ha avanzado en el control de las camas críticas (alrededor de los dos tercios del total) y de la aparatología de diagnóstico y tratamiento, análisis complejos, biomedicina, etc.etc.

Y mientras tanto hay días que no funciona ningún resonador en  el Eva Perón (centro COVID de la provincia) y el tomógrafo es vetusto.

Lenta pero firmemente la salud pública se concentra en lo que antes era la “Asistencia Pública” y los monopolios privados capturan “la crema” de las prestaciones, pagadas generosamente con los presupuestos de los gobiernos, del  PAMI, el IAPOS y buena parte de las obras sociales cada vez mas obligadas a ser meras  intermediarias en las prestaciones medicas.

La voracidad por la ganancia hace que la inmensa mayoría de los médicos de esas empresas sean monotributistas, poliempleo, muy mal pagos….

La salud no es un negocio, es un derecho del pueblo.

Es imprescindible poner en discusión el problema integral de la salud, incluyendo la  llamada “salud pública”, el sistema de obras sociales y  la salud “privada”.

Tomando nuestras mejores experiencias, que supieron ser de avanzada en toda  América Latina y con la participación de los principales afectados: las grandes mayorías populares y los y las trabajadoras de la salud.

PARTIDO COMUNISTA REVOLUCIONARIO DE SANTA FE

 

Rosario 10 de febrero de 2021.

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