Estamos viviendo momentos verdaderamente dramáticos. A casi seis meses de iniciada la pandemia de Covid 19 en nuestro país, el sistema de salud de la provincia de Santa Fe está al borde del colapso, particularmente en la zona del Gran Rosario.
Venimos de 4 años de gobierno de Macri, que con su política destruyó gran parte de la salud pública, al punto de eliminarla como Ministerio, degradándolo a Secretaría. Pero podemos dar igual esta pelea, porque los recursos económicos y humanos de Santa Fe son muy grandes, si se ponen al servicio del Pueblo.
La respuesta frente a esta crisis no debe ser sólo limitarse a apelar a la conciencia del Pueblo, que ya fue demostrada con creces, ni al voluntariado médico. La responsabilidad es de los que gobiernan. Son necesarias medidas sanitarias y económicas claras y concretas, para detener el crecimiento exponencial de infectados y su correlato de muertes.
Está demostrado que la forma de detener el crecimiento de los contagios es aplicar una cuarentena rigurosa, al menos por 20 días. Pero esta sólo será posible si se vuelcan sin límite los recursos necesarios para fortalecer el sistema de salud, y para que cada sector popular pueda resguardarse del virus sin caer en el hambre ni en la ruina de su economía. Hoy el sistema de salud se encuentra en terapia intensiva. Hay que fortalecerlo de inmediato de manera integral, en primer lugar accediendo a las demandas de sus trabajadores.
Hasta la fecha, el Estado provincial no ha resuelto los problemas de fondo, y hoy tenemos un escenario de inminente catástrofe, con el personal diezmado, agotado, precarizado, sin insumos suficientes, sin elementos de protección, con sobre guardias y sueldos de hambre. Hay que fortalecer los 0800 de primer contacto y de seguimiento de los casos confirmados, que están colapsados.
También a los Centros de Atención Primaria, claves en el vínculo con la comunidad, en los cuales el recorte en las especialidades médicas impacta principalmente en niños y mujeres. Se debe acceder a las demandas de sueldos dignos y condiciones de trabajo de su personal, y crear los cargos de médicos, enfermeros, sicólogos y trabajadores sociales que sean necesarios en todas las áreas, para atender en toda su complejidad la salud física y mental de nuestro Pueblo. Se debe aumentar rápidamente la capacidad de realizar hisopados y test desde el sector público.
También nos preocupa la promesa del gobierno provincial de entregar respiradores al Sistema de salud privado. Estos deben utilizarse en forma gratuita en el Sistema de salud público, capacitando profesionales en su uso. En los barrios muchos viven en condiciones indignas, hacinados en casitas precarias, sin agua potable. Son necesarios planes estatales para acceder a la tierra y la vivienda. Se acrecienta el hambre a la par de los contagios, a pesar del esfuerzo heroico de los miles de compañeras y compañeros de las organizaciones sociales, y gente de buena voluntad, que en las ollas populares cocinan con insumos aportados muchas veces por la solidaridad del Pueblo, ya que la asistencia del Estado es insuficiente. Las changas desaparecieron, y muchos no tienen ingresos. Por eso el IFE debe continuar, y los montos de los planes sociales incrementarse. Es necesario que el Estado provea alimentos que permitan dar de comer diariamente a los cientos de miles de personas que no pueden hacerlo así.
Que se mejoren las condiciones sanitarias de los comedores , proveyéndolos de elementos de higiene y protegiendo la salud de sus voluntarios, para que sean verdaderos centros de organización popular y formación sanitaria para los vecinos. En las fábricas crecen los contagios, que muchas patronales ocultan para no cerrar, sin que el Estado garantice las medidas de control. Frente al crecimiento de los casos de violencia de género hacia las mujeres, urge declarar la Emergencia Provincial, con presupuesto adecuado.
También los jóvenes necesitan respuestas concretas del Estado. El cierre de las escuelas, la imposibilidad de conseguir trabajo o de continuar los estudios, la creciente deserción universitaria, y el incremento de las adicciones y de las disputas narco, los han vuelto particularmente vulnerables. Vemos que, en pleno auge de la pandemia, continúa la discriminación hacia los pueblos originarios. Todo nuestro Pueblo los apoya.
Sus reclamos por tierra y vivienda deben ser atendidos. Se debe resguardar también a los artistas y trabajadores de la cultura, a quienes la pandemia empuja al hambre. Muchos de ellos han aportado creaciones importantes para sostener el ánimo popular, y hay que impulsarlos a seguir haciéndolo. Es inadmisible ver que crece el hambre, que los trabajadores ven disminuir sus ingresos o pierden su trabajo, o que van a la ruina comercios y pymes, mientras en medio de la pandemia la siguen juntando con pala los grandes frigoríficos, las agroexportadoras, los bancos y los puertos, por nombrar algunos.
Por eso apoyamos el proyecto de Ley para aplicar un Impuesto a las Grandes Fortunas presentado en el Congreso Nacional, siendo necesaria la creación de su equivalente en la Provincia, para aportar a un Fondo para la Emergencia Sanitaria que sostenga la lucha contra esta pandemia. Tendría un alto valor simbólico para nuestro Pueblo que también los funcionarios del Estado aporten una parte de sus ingresos a este Fondo que proponemos. Los trabajadores y las organizaciones populares somos y seremos parte activa en esta pelea. Pero es el Estado el responsable de aportar los recursos materiales para darla.
Es necesario que lo haga YA, porque en estos momentos el tiempo es vida. Los gobiernos provincial y municipal deben volcar urgentemente todos los fondos necesarios, aunque deban endeudarse, para garantizar la lucha contra el coronavirus y proteger la vida y la salud de nuestro Pueblo.