El pasado 3 de mayo se desarrolló en la sede de la Bolsa de Comercio de Rosario el 16° Encuentro Argentino de Transporte Fluvial, bajo la consigna “Transporte y Producción para el Desarrollo Nacional”, por el que desfilaron representantes del arco político, empresarial, y sindical.
Fue organizado por el Instituto de Desarrollo Regional, y dirigido por Juan Carlos Venesia: gran operador histórico del lobby de las cerealeras y exportadoras.
Como no podía ser de otra manera, el mandamás es Luis Zubizarreta: director de la agroexportadora francesa Dreyfus; presidente de la Cámara de Puertos Privados Comerciales (CPPC); presidente de la Cámara Argentina del Biodiesel (CARBIO); director de la Comisión Permanente de Transporte de la cuenca del Plata; presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA); entre otras funciones.
El encuentro fue patrocinado, entre otras empresas, por las que aspiran a ser las adjudicatarias de la nueva concesión por licitación como la belga Compañía Sud Americana de Dragados (ex Jan De Nul); la chino-belga-argentina Dredging Internacional (Marine & Waterway Solutions); la dinamarquesa Rohde Nielsen A/S; la holandesa Boskalis (Dredging & Marine Experts); el Grupo Emepa; después de una aguda disputa entre estas empresas por quedarse con la concesión de nuestro río, con causas judiciales de por medio por las irregularidades en el proceso licitatorio por 180 días, llamada “licitación corta”.
Este evento estuvo presidido por el rumbo de profundización del modelo y la unificación de todos los que se convocaron para “acelerar” en el menor tiempo posible la concesión por licitación del dragado y balizamiento de la Vía Navegable Troncal del río Paraná. O sea: para una nueva entrega.
Contó con una importante participación de la plana mayor de las autoridades del Ministerio de Transporte como Leonardo Cabrera, de larga trayectoria en Dreyfus (actual Subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante); José Beni (de la Administración General de Puertos); Ariel Sujarchuk (titular del Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable); Diego Giuliano (Secretario de Transporte de la Nación). En este panel se expuso en un “tono prudencial”, a partir del debate que implica la concesión y con distintos matices pero en un consenso unánime, para poner en funciones al nuevo ENTE como una nueva etapa de control y gestión por parte del Estado, con “democracia y federalismo”. Los argumentos fueron endulzados con que se ha creado el ENTE, una Comisión Bicameral en el Congreso, etc., etc., etc.
El objetivo: calmar las aguas, no hacer debates públicos, construir consenso, hacer efectivo el Decreto 949/20 de matriz menemista para concretar la nueva entrega, quedando claro que “están muy apurados”. Lo que se descarta totalmente es la posibilidad de que el Estado preste el servicio.
El problema no es solo lo que se dijo, sino lo que no se dijo…
¿Por qué se oculta el patrimonio público de todos los argentinos? ¿Por qué se ocultan nuestra flota, nuestras dragas, nuestros balizadores, nuestros muelles? ¿Por qué se quiere borrar a nuestra Dirección Nacional de Vías Navegables y su patrimonio? ¿Por qué le regalamos trescientos millones de dólares por año a empresas extranjeras cuando con esos recursos podríamos fabricar, arreglar, reparar, y renovar toda nuestra flota?
Entonces, nos cabe una pregunta de sentido común: ¿por qué todo el mundo lo quiere, menos nosotros?
¡Gran ausente, o solo mencionada para ser denigrada, estuvo en el evento la palabra “soberanía”!
Ausente tanto sobre lo que tenemos como sobre lo que no tenemos, sobre lo que tendríamos que tener y recuperar.
Ninguna crítica ni mención al tremendo nivel de concentración, centralización y extranjerización sobre cada uno de los eslabones productivos, donde reina soberano el capital extranjero.
Un claro indicador de esto se sintetiza en el contenido de lo planteado en este encuentro, donde se ha expresado, entre otras cuestiones, que “… hay que dejar de decir pavadas de la soberanía, de la recuperación del Paraná…”
Les recordamos que no aceptamos que nos cambien los nombres, como lo hicieron los conquistadores o como los esclavistas a sus esclavos: ¡No somos hidrovía! ¡Nosotros nos llamamos río Paraná! Y como dijo el General San Martín, Libertador de América: “Los argentinos no somos empanadas que se comen de un bocado”.
Sí estuvieron infaltables, repetida y permanentemente presentes en este encuentro, los términos “crecimiento, desarrollo, innovación, bajar los costos, mejorar los trazos fluviales, viales, ferroviarios, conectividad para el desarrollo…”
Ninguna crítica hacia este modelo que deja afuera al 50% de los argentinos, sino por el contrario.
Hacen por un lado un balance “exitista” y, por el otro, se reconoce que hay pobres pero entendiendo y argumentando que la solución a la pobreza es profundizar el mismo modelo que los excluyó, que dejó afuera a ese 50% de argentinos.
Junto a la notable ausencia de cualquier mención en defensa de la “soberanía”, y en ese mismo sentido, estuvieron también las ausencias sobre el hundimiento de la draga 36-C Chubut en el puerto de Villa Constitución; sobre la necesidad de tener flota, que no está en la agenda; de recuperar el comercio exterior, nuestra industria naval, nuestra industria nacional….
Hunden una draga y no existe, no hay responsables. Este no es un tema de agenda… Cierra un astillero en Punta Alvear y no existe. Tampoco es este un tema de agenda…
El tema sí es profundizar un modelo donde “todo es exportar”, sin que nadie haya hecho análisis alguno sobre el mercado interno.
Las inversiones por parte del Estado vienen claramente a reforzar los trazos del saqueo. Es un área de Transporte que no tiene en agenda una flota mercante argentina, una industria naval propia, a nuestras dragas, a nuestros muelles, a la sabiduría adquirida a lo largo de los años por los trabajadores argentinos, a nuestro patrimonio intelectual…
El tema es acelerar todo lo que se pueda, bajo un supuesto consenso, para entregar cuanto antes la licitación de la mal llamada “hidrovía”.
Es un Ministerio de Transporte que no tiene como objetivo la industria del transporte, ni fabricar barcos, ni tener flota ni recuperar la propia, ni camiones, por lo tanto no tiene como objetivo crear miles de puestos de trabajo industrial.
Hablan de la pobreza y de los vulnerables, pero es una política de desvelo por agilizar más la profundización del modelo. Está el crecimiento y está la pobreza, pero no explican las causas. En el mejor de los casos piden un Estado más inteligente, más ágil, para profundizar este modelo que excluye, que no integra a los argentinos. Quieren un Estado que administre y gestione dependencia y saqueo, que debe garantizar inversiones millonarias para la logística, poniendo a disposición sus recursos y hasta sus universidades, para beneficio de estas empresas, en su mayoría extranjeras, “dueñas de todo”.
Se olvidaron de ese principio básico de Perón: “La economía nunca es libre, o la controla el Estado en beneficio del pueblo, o la controlan las grandes corporaciones en perjuicio de este”.
Es cierto que el mundo cambió. Lo que no cambió es que hoy y siempre, están las políticas de las naciones, de los Estados, y de los pueblos que ejercen y defienden su soberanía, y están los que no la ejercen y se resignan a ser una semicolonia, con rasgos de protectorado, como lo demuestra el acuerdo con el FMI, por el cual 140 veedores extranjeros de este organismo monitorean nuestra economía.
Soberanía quiere decir “autoridad en la que reside el poder político” y según la Constitución, la soberanía “reside en el pueblo”. Debemos recuperar la soberanía sobre los ríos, sus trazos, su dragado, la industria naval, la marina mercante, el comercio, etc. Porque de los dólares que vienen, y de los que tanto hablan, poco o nada les llega a los argentinos de a pie, a ese 50% que queda afuera.
Todo lo argumentan desde posiciones que se autodefinen como “objetivas, realistas, pragmáticas”, opuestas a las supuestas “utopías” que, según ellos mismos como directos beneficiarios de este modelo dicen, ya no admite el mundo actual.
Jamás les vamos a decir a los nueve millones de niños menores de catorce años que son pobres, a los que todos los días les roban el presente y el futuro, que no hay causas emancipadoras y soberanas. No aceptamos ninguna descalificación a los argentinos que seguimos peleando por una patria justa, libre y soberana, con justicia social, que democratice la felicidad en este suelo.
En un mundo en el que hay países esclavizadores y países esclavos ¡nosotros queremos ser libres!
Se olvidaron de Manuel Belgrano: “Toda nación que deja hacer por otra una navegación que podría hacer por ella misma, compromete su soberanía y lesiona gravemente la economía de sus habitantes”.
Se olvidaron también del ejercicio de la soberanía sobre nuestro flete (7.000 millones de dólares por año), lo que nos daría los recursos para financiar una industria naval abriendo miles de puestos de trabajo industriales, cosa que hicimos en la historia argentina. Si 6.000 barcos circulan nuestras aguas y acá no se fabrica ninguno ¡se les está entregando la soberanía a otros!
Cualquier recuperación en manos argentinas debe garantizar, en primer término, los puestos de trabajo, los salarios, y las convenciones colectivas vigentes a sus trabajadores.
En el medio de tantas claudicaciones, saludamos la posición de Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, quien en su momento supo plantear que este es un tema de soberanía, de geopolítica, de defensa, etc. y no un tema de un grupo empresario y solo comercial, y quien en la reunión del “Consejo Federal de la Hidrovía” realizado en Rosario el viernes 13 de mayo expresó que “es un cambio sustancial que el Estado haya recuperado el cobro del peaje porque así hay más control y mejor dimensión de la ecuación económica que está en juego”.
No ha sido así la política del gobierno de Alberto Fernández ni la del gobernador Omar Perotti, que marchan a una nueva claudicación. Por lo tanto es necesario un cambio de rumbo y otra política, en un sentido patriótico y en la defensa y recuperación de nuestra soberanía nacional.
Está surgiendo una nueva conciencia nacional en toda nuestra geografía, y un movimiento amplio que incluye sectores de distintas corrientes políticas, sociales, gremiales, intelectuales, ambientales, profesionales, de trabajadores, pero que por sobre todas las cosas se va haciendo carne en las pibas y en los pibes, en los jóvenes de las nuevas generaciones, lo que tuvo su expresión en la última movilización al Ministerio de Transporte en Buenos Aires, frente la Bolsa de Comercio de Rosario, y a la Dirección de Vías Navegables en Corrientes.
Con el sol del 25 “Cabildos abiertos” avanzando bajo un mismo grito: ¡Recuperemos la soberanía sobre nuestro río Paraná!
Por la derogación del Decreto 929/20
Por la realización del Canal Magdalena
Luciano Orellano, integrante del Foro por la recuperación del Paraná (19-05-2022)