Escribe Lucila Kessler, militante de la JCR de la ciudad de Santa Fe y de la Campaña por la Emergencia Nacional en Violencia hacia las mujeres
A partir del 20 de marzo cambió la vida de la mayoría de los argentinos y las argentinas. Estamos ante una situación inédita para las generaciones que no hemos vivido una pandemia tal como la que se está dando en el mundo desde fines de 2019.
El aislamiento obligatorio llevó a la parálisis de cientos de actividades y a la transformación de las rutinas como las conocemos. Además, resaltó de manera indiscutible la crisis social y económica que nos dejó el macrismo. La precarización laboral, el hambre, la violencia de género, los sueldos de miseria, el vaciamiento del sistema de salud, entre muchas otras cuestiones que venimos peleando hace años, se agravaron con el Covid-19.
Desde principio de año, veníamos denunciando la cantidad de femicidios ocurridos en todo el país llegando a contar más muertas que días transcurridos. Un mes atrás, tuvimos la posibilidad de poder manifestarnos de manera masiva y contundente en torno al 8 de marzo, el día Internacional de la Mujer Trabajadora, diciendo “La deuda es con nosotras” sumada a la consigna que más resonó y conmovió que fue la exigencia del cese de la violencia machista que sufrimos todos los días las mujeres.
Ésta situación como todas las otras se han profundizado, y a pesar de que hoy cuidar nuestra salud implica poder hacer un aislamiento y quedarnos en casa, nos preguntamos:
¿Todas podemos hacer un aislamiento seguro? ¿Qué pasa cuando nuestra casa por momentos se convierte en un calvario? ¿Qué pasa cuando no tenemos la posibilidad de decidir si nos quedamos o nos vamos, porque no contamos con el dinero suficiente? ¿Qué pasa cuando el mayor miedo que nos atraviesa no es contraer el virus, sino la violencia que sufrimos? Muchas de estas cuestiones son parte de la realidad de miles de mujeres argentinas en estos momentos.
Hoy más que nunca vamos a ponernos a la cabeza de lucha contra el Covid-19, como lo hemos hecho años anteriores con otras luchas que el pueblo ha desatado. Pero al mismo tiempo vamos a seguir poniendo en discusión la riqueza de nuestro país, cuestionando la idea de “tierra arrasada” porque la realidad es que hay sectores que jamás pierden, y por el contrario se beneficiaron de manera exponencial con las políticas económicas que sembró del gobierno de Mauricio Macri. Debemos cuestionar profundamente quiénes van a seguir pagando esta crisis y a quiénes vamos a empezar a tocar para que nos devuelvan todo lo que nos robaron estos años y que se destine a resolver las grandes necesidades que hoy padecemos.
Una vez más, el movimiento de mujeres se pone a la cabeza de estas discusiones, por eso no sólo nos preguntamos qué significa una cuarentena segura, sino también, qué significa que la salida sea colectiva. Para nosotras eso implica la organización de las mayorías y su protagonismo para poder pensar y discutir propuestas que nos ayuden a afrontar esta situación. A lo largo de la historia las clases dominantes nos han impregnado de discursos individualistas a través de la cultura, la educación, los medios de comunicación, las instituciones del Estado, etc., donde resaltan una y otra vez que lo importante es uno o una y la familia y nadie más, que si llegamos a un determinado lugar fue por mérito, y si fracasamos es porque no nos esforzamos lo suficiente, negando vilmente la realidad en la cual estamos inmersas: una realidad que está planificada para la exclusión sistemática, para la violencia, y la opresión. Con la idea del sálvese quien pueda, siguen tapando que una pequeña minoría vive una vida de lujos a costa de nuestros grandes sufrimientos, y trabajan día y noche para que éste sistema siga en pie.
Otro aspecto de esta situación es la consciencia que la clase obrera y las clases dominantes también han adquirido a lo largo de diferentes procesos revolucionarios exitosos, de la capacidad de lucha, organización y transformación de las clases populares. Por esto es que se evita a toda costa que en situaciones de crisis, como ésta, el pueblo tome en sus manos el problema. Tienen terror al protagonismo de las masas, por lo que nosotros y nosotras debemos luchar fervientemente contra éstas ideas.
Quedó demostrado en la Rusia y la China socialista que cuando los medios de producción (y la salud) están en manos de las y los obreros se alcanzan límites nunca antes vistos. Hoy este sistema está en debate, y crece la necesidad de organización de las grandes masas para afrontar esta pandemia, y el partido de la clase obrera debe ser guía para la planificación de esa solidaridad en un camino más profundo.
En este sentido, el lanzamiento de las “Voluntarias” dentro de la consigna “No estás sola” de la Campaña Nacional por la declaración de la Emergencia en violencia contra las mujeres es una propuesta que nos ha permitido darle un lugar a cientos y cientos de pibas jóvenes de muchísimas provincias, en la pelea contra la violencia machista en este contexto particular.
En la ciudad de Santa Fe se han inscripto más de 225 mujeres, en su mayoría estudiantes de muy diversas carreras como ser abogacía, psicología, psicología social, trabajo social, profesorados de nivel inicial, primario, en lengua y literatura, medicina, arquitectura, entre muchas otras. A su vez, se han inscripto docentes, médicas, abogadas, arquitectas, amas de casa, desocupadas, trabajadoras del sector público y privado. El número y la diversidad, nos da la pauta de la necesidad imperante de las mujeres de poder ser parte de algo colectivo que nos permita brindar ayuda a aquella que lo necesita y al mismo tiempo, capacitarnos y debatir sobre las falencias de las políticas públicas por parte del Estado, en general, y en particular con el aislamiento obligatorio.
El seguimiento de cada una de ellas, nos llevó al armado de 15 grupos integrados por una coordinadora y alrededor de 10 a 12 voluntarias. La forma de organización es muy importante, ya que reforzamos todo el tiempo que las ideas, los debates, las inquietudes, todo sea a través del grupo: nadie actúa sola. Para esto, cada coordinadora formó un grupo de wsp, y se sugirió la realización de videollamadas que permitan conocernos de manera más cercana además de hacer lectura de los materiales que se van entregando desde la mesa de coordinadoras. La utilización de la tecnología y de las redes sociales para esta actividad es de vital importancia.
El debate más importante que estamos dando con todas las compañeras inscriptas es la necesidad de que se cree un espacio en donde tanto nosotras, como las diferentes organizaciones sociales y de mujeres podamos ser parte de las discusiones de las medidas que se van tomando o que se necesitan tomar contra la violencia de género. Por lo tanto, a partir de la creación del Comité de Crisis municipal vamos a ir a la pelea por la creación de un Comité de Crisis de Mujeres que nos posibilite un trabajo articulado, poniendo a disposición todas las compañeras que son voluntarias, pero también pudiendo ser parte del debate de las medidas por parte del Estado. Es por ello que uno de los grupos de voluntarias redactó una carta para el intendente de la ciudad (Emilio Jatón) con este pedido, que recorrió todos los grupos para realizar al mismo tiempo una juntada de firmas virtual que acompañen la presentación de la carta.
Cada video llamada y debate que se dan en los grupos ayuda a profundizar y perfeccionar los conocimientos, como así también los materiales que se van enviando. Ya que una parte de las voluntarias tiene experiencia en el acompañamiento de mujeres por haber hecho pasantías en instituciones estatales o por pertenecer a una organización, o por las vivencias personales. Enviar las producciones que se realizan en un grupo a los otros, ayuda también a conocer el trabajo colectivo que se viene realizando y a dimensionar la masividad del voluntariado.
En este contexto es de vital importancia mantener el contacto lo más fluido y cercano posible con la masa, y ésta dinámica que fuimos encontrando en la práctica nos da esa posibilidad.
Es de vital importancia la pelea en cada barrio, municipio, provincia por la existencia de un comité que tome de manera específica los problemas de las mujeres. Hoy nuestra forma de seguir “en las calles”, de seguir profundizando la lucha del movimiento de mujeres es de esta manera, a través de la redes, de los grupos de wsp de voluntarias, en el trabajo articulado con el Estado, y hay que aprovecharlo hasta el último minuto porque podemos lograr que la construcción de nuestros movimientos, nuestro partido y su juventud se pueda dar de a saltos, y con gran protagonismo de las compañeras y de las masas.