El desfalco y vaciamiento del monopolio Vicentin, asociado a la empresa imperialista suiza Glencore, ha sido enorme. Las estimaciones lo comparan con el valor de 5.000 tractores, o con la mitad del presupuesto anual de la Municipalidad de Rosario.
La empresa tiene depositado en sus cuevas del exterior el monto de una campaña completa (que no les pagó a los productores) y los millones de dólares que cobró por venderle una parte de las acciones a la misma Glencore, con la que está asociada. Millones fugados del país, en momentos que atravesamos la peor situación, producto de la crisis heredada y la pandemia de coronavirus.
En su propio territorio, su “feudo”, el norte santafesino, la pobreza, la expulsión de población, la opresión en todas sus formas, reinan soberanos, reproduciéndose el modelo de La Forestal en otros tiempos.
Con el poder que dispone en la Provincia de Santa Fe, particularmente en la justicia de Reconquista, pretende seguir manejando la empresa, no pagar e incluso intentó lograr apoyo estatal para un “salvataje”.
Hasta acá sería un robo más, pero la justa resolución del Gobierno Nacional de intervenir la empresa y preparar su expropiación, en defensa de los intereses de los productores y cooperativas defraudadas y de los créditos del Banco Nación, ha desatado una batalla descomunal.
Todos los reaccionarios de la Argentina, arrastrando a mucha gente honesta y confundida, desencadenan una ofensiva creciente contra esas medidas en nombre de la defensa de la propiedad privada, de la “República”.
Porque se ha puesto al descubierto el modelo de producción monopolista y extranjerizante por medio del cual se llevan al exterior las principales riquezas de la Argentina, dejando un país sin posibilidades de un verdadero desarrollo agroindustrial soberano, y por lo tanto, permanentemente en crisis, endeudado, con cada vez mayor cantidad de desocupación, hambre y miseria.
Y como eso es lo que está en cuestión, la batalla va a ser muy larga, y muy dura. Porque además abre el debate sobre ¿por qué producimos alimentos para 400 millones y cada vez tenemos más hambre? ¿Por qué producimos cada vez más y estamos cada vez más sometidos al chantaje del pago de una deuda externa usuraria? ¿Por qué no puede haber un control nacional soberano de las exportaciones, del manejo de las divisas? ¿Por qué no se puede restablecer la Junta Nacional de Granos?
El primer paso es evitar que Vicentin, por si o a través de “su” juez de Reconquista, sigan administrando la empresa, continúen el vaciamiento, borren las pruebas de sus delitos y traten de hacer desaparecer las deudas con los productores y el Estado.
Apoyamos la Intervención y todas las medidas que vayan verdaderamente en ese camino, y no sean “taparrabos” para mantener la actual situación.
Los directivos de Vicentin tienen que estar en los tribunales, pero acusados por el vaciamiento de la empresa, el lavado de dineros, y muchos delitos más.
El segundo paso, para consolidar lo anterior, es la expropiación de la empresa.
De modo tal que, con la propiedad asegurada en manos del Gobierno Nacional, sea posible discutir el control y la participación en la dirección de la empresa de los trabajadores, (que han luchado permanentemente contra la explotación y el vaciamiento, como lo hacen hoy los obreros y obreras de Hilandería Avellaneda), los pequeños y medianos productores agrarios y las auténticas cooperativas.
En lo inmediato, tenemos que fortalecer la unidad del pueblo para una lucha que será larga y dura, porque será en defensa de la soberanía y del trabajo, contra los monopolios y los terratenientes, los verdaderos dueños de la Argentina.
En ese camino, tiene mucha importancia la amplísima unidad lograda en Rosario, por la inmensa mayoría de los sindicatos y organizaciones sociales, manifestada en el acto frente a la Bolsa de Comercio de Rosario (“el nido de los ladrones”) el día 19 de junio.
Y MAS AUN, LA JORNADA DE LUCHA QUE SE PREPARA POR PARTE DE LAS ORGANIZACIONES SOCIALES A NIVEL NACIONAL PARA EL DIA 24.
Urge la necesidad de pronunciamientos unitarios y multisectoriales y movilizaciones en todo el país. Es suicida la idea de “planchar” el movimiento obrero y popular y dejar que la derecha cope la iniciativa y las calles.
Solo así se podrá imponer la intervención y la expropiación, en medio de las mil maniobras abiertas y encubiertas para impedirlas.
Y será garantía, además, de que la nueva empresa esté al servicio de los intereses nacionales y no sea usada en la feroz disputa interimperialista por el control de los alimentos y de la Argentina, abierta particularmente entre China y EEUU.
Partido Comunista Revolucionario, Comité Regional Santa Fe
20 de junio del 2020.