San Javier es parte del norte profundo de la provincia de Santa Fe, en la que fluyen los manantiales de la riqueza para un puñado y la pobreza para las grandes mayorías de su pueblo.
En esa zona arrocera y como consecuencia del feroz proceso de concentración y extranjerización de la tierra, han desaparecido molinos arroceros como “Mocoví”; han desaparecido los pequeños productores algodoneros y se fundieron los productores hortícolas. Según datos de 2019 el porcentaje de desocupación es del 74% sobre un total de 20.000 habitantes.
Zona conocida también por el llamado “turismo sexual”, por el que son explotadas mujeres, niñas y jóvenes sumidas en la pobreza.
Allí en San Javier, las mujeres de la CCC son luchadoras incansables por los derechos postergados del pueblo y de sus mujeres.
Hace ya muchos años vienen tomando en sus manos esta defensa, con una multiplicidad de acciones y tareas sostenidas, y particularmente en las problemáticas vinculadas al hambre, a la desocupación y al trabajo, a la violencia contra las mujeres, a la salud del pueblo en general y a la salud sexual y reproductiva, a la lucha por la interrupción voluntaria del embarazo.
Este 8 de marzo marcharon por las calles de San Javier con el objetivo de mostrar a la población todo lo que vienen realizando las mujeres, también desde el Programa “Potenciar Trabajo”, vinculado en la zona a albañilería y salud.
Con sus uniformes específicos de acuerdo a su tarea, allí estuvieron: las mujeres de copa de leche, comedor, salud, albañilería. El objetivo: mostrar a la población que “las mujeres trabajamos”, y que sumado a lo realizado en el horario del “potenciar trabajo” subyace naturalizado y no reconocido aquello que se invisibiliza y ellas luchan por desocultar: “trabajamos como amas de casa, como madres”. Estuvieron invitadas a su marcha las mujeres de una “liga de fútbol”, deporte históricamente destinado a los hombres, en el que han logrado ganar su espacio y actualmente practican muchas en los barrios.
Con las preocupaciones por las problemáticas de la salud del pueblo y para tomarla en sus manos, un grupo de mujeres inició en el año 2013 su capacitación para conquistar sus herramientas como “agentes sanitarias”. Desplegando desde entonces un intenso trabajo, formaron sus equipos integrando a voluntarias (a quienes ellas mismas fueron capacitando), a enfermeras, a estudiantes de medicina. Comenzaron por los barrios más postergados: Pizarro, Once y Santa Rosa.
Recorriendo barrio por barrio realizan un relevamiento con un minucioso registro, donde se incluyen las características de la zona; el mapa identificando el tipo de vivienda y los materiales de los que están hechas: “paja, chapa, loza, paredes de nylon, barro o ladrillo”; datos de los integrantes de las familias y fichas médicas con problemáticas y antecedentes familiares de salud: diabetes, hipertensión, obesidad, tuberculosis, lepra y Chagas, asesorando sobre la higiene y “qué hacer cuando aparece una vinchuca”.
En un trabajo que combina relevamiento y asesoramiento para brindar herramientas en el desvelo por favorecer la salud de las mujeres, relevan y asesoran sobre la práctica del Papanicolau para prevenir cáncer de útero, colaborando para que puedan concretarlo en un dispositivo de “autotoma” (cada mujer con el asesoramiento correspondiente toma su propia muestra y el material junto a una ficha de registro, es enviado al hospital); sobre las mamografías; los métodos anticonceptivos; la violencia de género; los controles de las embarazadas; las características de los partos o cesáreas anteriores de las mujeres; sobre otras dificultades o afecciones existentes durante el embarazo (hay mujeres que no han tenido acceso al control del embarazo). También han repartido preservativos, lo que abre la puerta para poder hablar de educación sexual dentro del grupo familiar. Tanto el material para la “autotoma” del PAP como los preservativos son suministrados por el SAMCO San Javier. Miden la presión arterial, toman la temperatura, “especialmente a la gente grande”. Esto les permite trabajar en conjunto, tanto para prevenir como para detectar patologías: “han saltado casos de Chagas, acá en el norte y en zona de islas se han detectado casos”.
Realizan acciones para que “las embarazadas puedan tener sus bebés en San Javier y no tener que ir a la ciudad de Santa Fe, donde el año pasado hubo más de 500 partos de mujeres de San Javier. La ambulancia las lleva y las deja, y muchas veces estas mujeres no tienen cómo regresar ni cómo mantenerse. Es necesario que nuestro hospital funcione como tal y que las mujeres no tengan que ir a Santa Fe a tener sus bebés. Hace 10 años atrás se hacía acá”.
En el mismo sentido abordaron desde las promotoras de salud el tema de violencia hacia las mujeres, e implementaron acciones para garantizar las denuncias, ya que en plena pandemia no se denunciaban los casos.
Mientras el Estado, responsable de las carencias que sufre el pueblo porque no garantiza sus derechos esenciales, con las consecuencias del abandono y la exclusión, las mujeres se San Javier se ponen al hombro, solidariamente y a la par, la pelea por cada una de las necesidades y los derechos de su gente.
¡Todo un ejemplo que trae la esperanza!