Para pararle la mano al ajuste, la entrega y la represión del gobierno de Macri.
1. Más hambre y más pobreza
Siguen creciendo el hambre y la pobreza. Macri había pronosticado que en el segundo semestre la economía se iba a recuperar y se iba a crear trabajo de calidad. Fue al revés: más despidos, más suspensiones, menos changas. El Observatorio de la Deuda Social de la UCA denunció que “la pobreza estructural tiene como clave la ausencia de mecanismos de empleo”. Y el Indec debió confesar que el valor de la canasta de indigencia, en el segundo semestre, creció un 6%, castigando a los de más abajo.
Las cifras del Indec esconden que la realidad es mucho peor. Según ese organismo de Macri, una persona adulta no es indigente si tiene un ingreso mayor de $1.711. Además, si se considera la canasta familiar real la pobreza castiga a muchos más de los que cuenta el Indec: los 5,5 millones de jubilados que cobran la mínima, las familias de 8 millones de trabajadores que están por debajo de los $8.000, el 40% de trabajadores precarizados o en negro, cientos de miles de campesinos pobres y originarios que no son censados por el Indec, etc.
Parte de esa realidad fue herencia del gobierno kirchnerista. Y un año, este gobierno empujó a la miseria a millones de argentinos.
2. Garantizar lo conquistado
La pulseada con el gobierno de los que sufren hambre y pobreza comenzó a pocos días de la asunción de Macri con una jornada nacional de la CCC, y no ha parado. El triunvirato piquetero que integran la CTEP, la CCC y Barrios de Pie, encabezó esa lucha, de hecho se constituyó en referente de los trabajadores precarizados, y rompió la falsa polaridad Macri o Cristina. (Ver reportaje a Juan Carlos Alderete, pág. ).
Esa lucha le abrió la mano al gobierno de Macri. La conquista de la Ley de Emergencia Social fue un triunfo político y reivindicativo.
Ahora el gobierno maniobra demorando la reglamentación y la puesta en práctica de la Ley de Emergencia Social. También se demoran las respuestas a las urgencias de los campesinos pobres y originarios que protagonizaron la Marcha Multisectorial de las Economías Regionales.
Los incendios en La Pampa, Río Negro y Buenos Aires, y las inundaciones en Santa Fe, Entre Ríos y otras provincias, reclaman la solidaridad popular, y la lucha para exigir medidas concretas del gobierno para los damnificados.
El ajuste no pasa sin represión. Solidaridad con los mapuches de Chubut, los manteros de Once y los feriantes de Mendoza y Jujuy.
La emergencia social en la ciudad y el campo, y en los castigados por incendios e inundaciones, frenar las flexibilización laboral y romper los techos en las paritarias, perfilan un 2017 con grandes luchas. Que esas luchas confluyan en un paro activo nacional multisectorial es la gran tarea para pararle la mano al ajuste, la entrega y la represión del gobierno.
3. Sigue la lucha para garantizar lo conquistado
Impulsado por la cúpula de YPF y Panamerican, el gobierno logró acordar un acuerdo para la reglamentación del trabajo en el yacimiento de Vaca Muerta. Lo firmaron el gobernador de Neuquén Gutiérrez, el sindicalista Pereyra, y el ministro de Energía Aranguren (de la petrolera Shell).
El convenio liquida conquistas de los petroleros (horas “taxi”, horas extras, condiciones de trabajo, etc.). El gobierno pretende convertirlo en un acuerdo testigo, para extenderlo al conjunto del movimiento obrero. Trata de imponerlo a los pilotos y tripulantes de Aerolíneas Argentinas, en la construcción, los telefónicos, los mecánicos y los metalúrgicos.
Así, rebajan los salarios y empeoran las condiciones de trabajo y de seguridad, con el argumento de “la productividad”. La realidad es otra: mayor superexplotación y flexibilización del trabajo para aumentar las superganancias de los monopolios del petróleo.
Las petroleras pararon sus torres de perforación, tienen los precios de los combustibles más caros del mundo, y agravan la crisis energética que ellas mismas produjeron.
El gobierno le entregó la dirección de YPF a capitales imperialistas. No tomó ninguna medida para investigar el triple vaciamiento de YPF. El primer vaciamiento lo hizo la española Repsol. El segundo fue de Repsol, el grupo Eskenazi y el grupo Kirchner (Eskenazi está realizando un juicio en Nueva York, con el juez Grieza, reclama 10.000 millones de dólares de indemnización).El tercero lo ejecutó Galuccio, empleado del monopolio yanqui Schlumberger, y los Kirchner. Schlumberger cobró en la Argentina, por hacer un pozo, 4 veces más de lo que cobra en China y el doble de lo que cobra en Estados Unidos.
Panamerican embolsó una fortuna con el subsidio al barril de petróleo que le dio el gobierno kirchnerista, y siguió con el de Macri.
Macri descarga la crisis energética provocada las petroleras, sobre el trabajador (despidos, suspensiones y el nuevo acuerdo), y en el pueblo (el precio de los combustibles más caro del mundo y los tarifazos al gas y la electricidad). Más superexplotación del obrero y más dependencia.
4. Un año de luchas y de elecciones
Macri está lanzado de lleno a la campaña electoral. Timbrea e inaugura obras rodeado de los futuros candidatos del PRO. Recluta a intendentes, atrae a gobernadores: la caja del Estado funciona para eso… Apuesta a ganar en el 2017, para pelear un nuevo mandato en el 2019. Apuesta, también, a que las diferencias políticas dividan al pueblo y frenen las luchas.
Macri polariza las elecciones entre él y Cristina Kirchner. La ex presidenta es funcional a ese juego, tiene que zafar de las denuncias por corrupción y frenar su retroceso en el peronismo. Los dos tuvieron muchos votos prestados el 2015.
El 2016 de grandes luchas, 6.200 cortes de rutas. Grandes sectores del pueblo no quieren retroceder, buscan defenderse frente al ajuste. Parte de esos sectores en lucha le dan tiempo a Macri: no quiere a Cristina ni saltar al vacío.
El desafío es agrupar, con un programa, lo que se une en la lucha. ¿Cuánto de eso es posible de unir? ¿Cuánta disposición hay en esas fuerzas para jugarse, en cada provincia, a parir una opción nueva? No una fuerza testimonial que se acomode como izquierda del sistema.
Se trata de parir una tercera fuerza popular, patriótica y democrática, con respuestas concretas para avanzar sobre los problemas de fondo de esta argentina latifundista y dependiente: 4 millones de puestos de trabajo, 2 millones de viviendas, 1 millón de nuevas chacras, recuperar la soberanía energética, recuperar los recursos naturales para industrializarlos cuidando el medioambiente, tolerancia cero al narcotráfico y la trata, defensa de la soberanía sobre Malvinas, el Atlántico Sur y la Antártida.
Hay plata, haciendo al revés de lo que hace Macri. En vez de un gobierno de ricos para los ricos que provocaron la crisis; que paguen la crisis los monopolios, bancos y grandes terratenientes que la provocaron. Y decomisando los bienes mal habidos por la corrupción.
Ese es el gran desafío que proponen el PTP y el PCR, las fuerzas del Frente Popular y los frentes de cada provincia. Para crear las condiciones para un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Ricardo Fierro